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Botánica del árbol Prunus dulcis var. amara. |
El
Prunus Dulcis (almendro), es un árbol caducifolio, que pertenece a la familia de las Rosáceas; este árbol produce en una de sus variedades almendras de un sabor dulce, que son las características que solemos ingerir de vez en cuando en nuestra dieta, pero existe una variedad de este árbol, el
Prunus dulcis var. amara, que produce almendras de un sabor amargo, estas contienen en su estructura química un compuesto llamado
amigdalina (en mayor proporción que las almendras dulces), dicho compuesto al ser ingerido en dosis muy altas reacciona con la saliva, liberando inmediatamente ácido cianhídrico, el cual forma sales de cianuro, compuesto altamente tóxico para el ser humano; si bien la amigdalina en bajas cantidades no es tóxica debido a que reacciona con una enzima: la
Rodanasa (una sulfurotransferasa) y es neutralizada a compuestos no tóxicos como el tiocianato (a través de la agregación de átomos de azufre), en el caso de las almendras amargas, su concentración elevada determina un nivel de toxicidad mayor, toxicidad que está completamente imbuida en la particular "eficacia" con la que el cianuro hace estragos en nuestro organismo, ¿pero qué es y qué provoca exactamente el cianuro?, el cianuro es un anión conformado por un átomo de carbono [C] unido a uno de nitrógeno [N] por un enlace triple, ahora bien, su toxicidad radica en la capacidad que tiene para bloquear un proceso biológico esencial: La cadena transportadora de electrones, y más específicamente aún, bloqueando el complejo de la
citocromo-c oxidasa (debido a su alta afinidad por los átomos de hierro [Fe]), lo que impide a su vez la utilzación del oxígeno por la célula y en última instancia la generación de ATP.
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Enzima Citocromo-c Oxidasa |
Un poco de Historia nos cuenta sobre el descubrimiento del ácido cianhídrico, y esto fue nada más ni nada menos que a través del
azúl de prusia (el mismo que podemos ver usando la tinción de Perls), en el año 1752 el señor
Pierre Mcquer, observó que el azúl de prusia podía transformarse en óxido de hierro y un compuesto volátil, el
ácido cianhídrico, éste último tendría que esperar hasta el año 1783, cuando el químico sueco
Carl Wilhelm Scheele lo aislase; hacia el año 1787 el químico francés
Claude Louis Berthollet demostró que este ácido no poseía oxígeno dando con esto un gran avance para la teoría ácido base, pero aún quedaba la tarea de establecer la fórmula química de nuestro ácido, tarea que fue llevada a cabo finalmente por otro químico francés -y muy conocido por su aportación a la ciencia con las Leyes sobre los Gases Ideales-, don
Joseph-Louis Gay-Lussac en el año 1815. Como un dato final, el cianuro, debe su nombre al griego "cyan" (azul), en recuerdo del reactivo que permitió su descubrimiento.